Dra. Silvina Peirú
M.P. 31274/9 R.E 11853

Obstetricia - Parto respetado

Acompañamiento del post-parto, lactancia y crianza

La llegada de Ciro:

Fue un embarazo deseado, hermoso y contenido. La Dra. Silvina Peirú una divina total. La conocícuando empezamos con la idea tener un hijo, y su forma de ver el embarazo, parto y nacimiento me encantó, coincidía con nuestra idea de todo eso, que uno sueña, pero no sabe bien como es.

Fueron pasando los meses y el momento cada vez estaba más cerca, y todo indicaba que ibamos a poder concretar nuestro parto respetado en casa.
Vivimos en un pueblito muy chico en las sierras grandes de córdoba, a 40 minutos del hospital.
Nuestra casa está en medio de pinares, cerca de un arroyo y con vista a los cerros.

Después de 40 semanas y 3 días de embarazo, el día llegó.

Ese día tuve el presentimiento de que el gran momento estaba cerca, estabamos terminando de dejar la casa en condiciones para darle la bienvenida a nuestro bebé, y en un momento le dije a Vuke (mi amor, mi compañero y el papá de Ciro) "si no es hoy el día, estamos muy cerca"

Después me llamó una amiga y le die que me sentía rara, un poco molesta, que me parecía que Ciro ya quería salir.
A las 11 del 11 de marzo, de la noche empezaron a aparecer las contracciones, primero cada 10 minutos, nos acostamos y nos relajamos un poco mientras contábamos cada cuanto venian. Cuando empezaron a ser cada 5 minutos, alrededor de las 00.30 (ya del 12 de marzo) la llamamos a Silvi, que estaba en un encuentro de parteras en Villa General Belgrano, le dijimos que me iba a duchar y que la llamábamos más tarde.
A la 1.30 la llamamos y le pedimos que viniera, las contracciones seguían siendo cada 5 minutos, pero eran más intensas.
Habiámos colgado una tela del techo del living, y no paré de moverme durante las contracciones, caminaba, bailaba, me colgaba de la tela, me balanceaba.

Vuke siempre me acompañó, me hacía masajes, se ayudaba en la ducha, vocalizabamos juntos, me ayudaba a relajarme.-

Era una noche con una gran tormenta eléctrica y con una lluvia intensa.
Alrededor de las 3 de la mañana llegaron Silvi y Euge (nuestra doula) trajeron todo el equipo y la última gotita de confianza que faltaba para terminar de entregarnos al proceso. Silvi me controló, estaba con el cuello borrado y 4 cm de dilatación.
Ellas simplemente estaban allí, dandonos confianza y sumando buena energía, pero más allá de los controles para ver cómo estaba la dilatación, respetaron totalmente nuestro momento de intimidad.

Siempre estuvieron atentas, no dejaron que me deshidratara ni que me bajara la energía, me traian bebida y cositas para comer, aunque yo no tenia hambre, sabia que eso me iba a dar energía en el momento crucial Euge me ayudó a encontrar otras posiciones para sobrellevar las contracciones, que cada vez eran más seguidas e intensas. Prendió velas, puso música, y con Silvi escribian su visión del momento, sacaban fotos y simplemente estaban.

Yo estaba en trance, me dejé llevar totalmente por el momento, me entregué completamente a mi lado salvaje, que yo sabía que era el que iba a saber desenvolverse para ayudar a nacer a Ciro.- Simplemente dejé de pensar y mi cuerpo empezó a actuar.
Luego de varias duchas, Vuke y yo fuimos al cuarto e intentamos descansar un poco, por suerte pudimos dormir unos minutos y eso nos ayudó a recuperar fuerzas.
Para las 8 de la mañana las contracciones se pusieron realmente intensas, entre las nubes de la tormenta un rayito de luz asomó y en la primer contracción realmente fuerte mis perros que estaban afuera acompañaron la vocalización al unísono con un auyido.

Silvi me controló y ya estaba en 8 cm de dilatación, el momento estaba cerca y yo ya estaba con ganas de pujar.
Esperamos un poco más y alrededor de las 9 y algo de la mañana empecé a pujar. Estabamos en el living yo sentada en el banquito de parto y Vuke sentado atrás mio abrazandome, besándome, respirando conmigo, conteniéndome.

Al principio me costó bastante canalizar la energía, tenía la necesidad de gritar y esa fuerza no la estaba llevando al canal de parto, Silvi me ayudó a contener esa energía y llevarla hacia abajo, y después de eso todo fue más rápido y fácil.
Euge sostenía un espejo para que pudieramos ver el nacimiento. En un momento Vuke me indica que mire por la ventana, y desde afuera, sentado arriba del capot del auto estaba uno de nuestros perros, Petete, observando curioso lo que pasaba.

Nos besamos y luego en el primer pujo la cabeza coronó, en el segundo pujo salió la cabeza, y entre la emoción de tocarlo y ver que ya estaba saliendo, Silvi le desenredaba el cordón del cuello, un pujo más y Ciro nació!

Enseguida Silvi me lo dió y ahi lloramos todos. Fue un momento mágico, el cielo se despejó entró un rayo de luz justo cuando nacia, y después de que se prendió a la teta se volvió a cerrar el cielo, y otra vez lluvia.

Ciro estaba ahi, hermoso, perfecto.

Cuando alumbré la placenta mi cuerpo se relajó y me desmayé, fue el final del trance y de la entrega total.
Me desperté acostada, Ciro en los brazos de Euge, con el cordón cortado y limpio, seguia emocionada. Euge me lo dio, y enseguida se prendió a la teta y ahi nos acostamos los tres, abrazados, de vuelta uno, como al principio de todo
Las chicas habian preparado una torta para celebrar ese momento, comimos, reimos y así concluyó ese hermoso momento que fue la experiencia de nuestro arto respetado y en casa.-

Hoy Ciro tiene 2 meses y cada vez que vemos el video del nacimiento o revivimos de alguna manera ese momento los ojos se nos llenan de emoción, la piel se nos estremece y nuestra mente regresa a aquel día tan especial.

Espero que les guste el relato, para nosotros fue un momento único, hermoso e irrepetible, siento que es muy dificil expresar con palabras ese momento, pero traté de hacerlo lo mejor posible.-

Ale

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Dra. Silvina Peirú
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